sábado, 17 de octubre de 2009

Las historias de Arnaldo Carlos Ferragutti. Mi amigo el abogado.

Resulta que un dia de esos de invierno, la helada habia hechose presente. Un frio de cagarse. A mi señora se le ocurrio, para quedarse calentita en la cama, que llevara a los nenes a la escuela antes de ir a laburar. Opte, como de costumbre (para evitarme una semana de problemas), decir "si". Me levante, heche el cloro matutino siempre bienvenido, me prepare unos mates y puse en marcha "al Diablo" (un Duna rojo con el paragolpe de atras torcido por un golpe de una Hilux, y el guardabarro delantero izquierdo color Antioxido). Despues de que los nenes se dispusieran a levantarse, entre grititos agudos y algun que otro manotazo, salimos con el Diablo para la escuela y posteriormente al laburo.
En eso, (a 3 cuadras del laburo), tengo el agrado de percatarme que habia dejado el StarTac sobre el Bidet (ahi la data de hace cuanto es esta historia). Muy a mi pesar, doblo en la esquina a la derecha para volver sobre mis pasos. Al llegar a mi casa, decido entrar por atras. Me dirijo con toda prisa hacia el baño, sin antes (obviamente) chocarme con la mesa del comedor. Reponiendome del golpe a la altura de la ingle, prosigo la marcha... Escucho un ruidito proveniente de mi habitacion: Mierda si estaba "calentita" en la cama. ¡¡¡A la muy yegua se la volteaba al diariero!!!
Sin demorar la cosa (y llegando mas tarde al laburo de lo previsto), entre a la habitacion y con la Minolta saque una "fotiz"...
Me fui a lo de un abogado amigo e inicie el tramite. Tan amigo resulto el muy HdeP que al tiempito tambien se la garchaba...

Llegamos a un acuerdo "fifty-fifty", 50% ella, 50% el abogado...

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