sábado, 17 de octubre de 2009

Las historias de Arnaldo Carlos Ferragutti. Mi vecino molesto.

Era sabado. 7.30 de la mañana aproximadamente. El perro del vecino estaba como loco. Me parece que tenia ganas de darle a una perra que paso por la vereda, pero como la reja estaba alta, lo unico que hacia era ladrar y dar vueltas. La cuestion es que el Boxer ladraba como loco. Yo los sabados no trabajaba, asi que aprovechaba para dormir. Pero ese sabado, me desperte por los ladridos. Me levante. Sali al patio. Le pegue unos gritos al perro, y no me dio bola: siguio ladrando y dando vueltas.
En eso sale el vecino, con una cara muy poco amable. "Que pasa aca", dijo. "Le estoy hablando a tu perro, para que se calme un poquitito", le dije. "Y vos quien mierda sos para hablarle a mi perro", dijo. "Para que yo te hable bien", le dije. Continue "Es sabado a la mañana y yo aprovecho a dormir". Me dijo "Y a mi que mierda me importa, no me rompas las pelotas". Empezando a calentarme prosigo "Mira flaco, yo no tengo la culpa que tu perro este caliente en tu jardin, hace lo que quieras, pero que me ladre en la ventana de mi pieza a las 7.30 de la mañana, no es muy agradable". Ahi nomas, mi vecino con cara de muy buenos amigos, se mete adentro. "Bueno... a dormir" pense yo. Cuando me doy vuelta, el tipito sale desaforado de adentro de la cocina de su casa con un cuchillo de esos para cortar asados (se ve que no la habia puesto a la noche), salta el paredon y en menos de lo que canta un gallo lo tenia cerca mio con intenciones de "pincharme". A lo que yo respondo con un "Ey, que haces cabeza de termo, la puta que te pario", y le propino un golpe en la cara. El tipo avanza, me tira un manotazo (con cuchillo incluido), me rosa, pero no me hace nada. En un movimiento rapido, que hasta a mi me sorprendio, le tomo el cuchillo con una mano y le doy en el cuello. Empieza a sangrar y a gritar como un marrano. Cuando reacciono, salgo corriendo a mi casa para llamar a una ambulancia. Aparentemente la mujer de mi vecino se apresuro en llamar a la policia, que no perdio tiempo en venir. Cuando iba para mi casa, me interceptan los oficiales al grito de "Ey vos, veni para aca". Corro. Corro. Y corro mas.
Cuando me alcanzaron, que me empezaron a dar con el palito ese que llevan colgando, empece a gritar... y justo, justo ahi, me desperte por los ladridos de mierda del perro del vecino...

Las historias de Arnaldo Carlos Ferragutti. Por que el Diablo tiene un guardabarros color anti oxido.

"Vamos de paseo, pi pi pi en un auto feo, pi pi pi pero no me importa, pi pi pi porque llevo torta". Frase celebre que ilustra la historia seguida:
Hermoso Domingo. 3 y media de la tarde, aproximadamente. 1995, no me acuerdo el mes.
Despues de ahorrar unos añitos, se nos dio de poder llegar al 0 Km. Tampoco a gran cosa: Un Duna Rojo (base). De esos rojos furiosisimos, impecable, espectacular.
Cargue a los nenes y a mi (ex)señora y salimos a pasear, a andar un poco en lo que habiamos adquirido el dia jueves.
Parada de rigor en la casa de mis (ex)suegros, miradas envidiosas, vueltita con sobrepeso (mi (ex)suegra) y, ahi si, salida.
Salimos para el lado del rio. Despacito, porque es camino de tierra. Mate va mate viene, y rodillasos de los nenes en el asiento (directos a mi espalda), a mi (ex)señora se le ocurre hecharle muchisima agua a un mate y, pozo de por medio, el aproximado 50% de su contenido vertido sobre mi pantalon y uno de los asientos de pana roja (a raiz de 50% cada uno).
Despues de morfarme las puteadas (por "respeto" a los nenes) proseguimos "felices".
Ibamos (a unos 50 Km/h) por uno de los caminos casi llegando, rodeado de arboles, cuando en una curva cerradisima hacia la derecha, descubro que un pelotudo estaba parado con su F-100.
Mande volantaso y ahi fue: gracias a las piedritas de la curva, al apretar el freno y doblar violentamente hacia la izquierda (para evitar al boludo de la F-100), el Diablo salio literalmente disparado hacia la izquierda, con rumbo desconocido.
Le arranque todo el guardabarros contra un pilar que habia, y destrui el tren delantero.
En ese momento marcaba 36,4 km recorridos.

Las historias de Arnaldo Carlos Ferragutti. Mi amigo el abogado.

Resulta que un dia de esos de invierno, la helada habia hechose presente. Un frio de cagarse. A mi señora se le ocurrio, para quedarse calentita en la cama, que llevara a los nenes a la escuela antes de ir a laburar. Opte, como de costumbre (para evitarme una semana de problemas), decir "si". Me levante, heche el cloro matutino siempre bienvenido, me prepare unos mates y puse en marcha "al Diablo" (un Duna rojo con el paragolpe de atras torcido por un golpe de una Hilux, y el guardabarro delantero izquierdo color Antioxido). Despues de que los nenes se dispusieran a levantarse, entre grititos agudos y algun que otro manotazo, salimos con el Diablo para la escuela y posteriormente al laburo.
En eso, (a 3 cuadras del laburo), tengo el agrado de percatarme que habia dejado el StarTac sobre el Bidet (ahi la data de hace cuanto es esta historia). Muy a mi pesar, doblo en la esquina a la derecha para volver sobre mis pasos. Al llegar a mi casa, decido entrar por atras. Me dirijo con toda prisa hacia el baño, sin antes (obviamente) chocarme con la mesa del comedor. Reponiendome del golpe a la altura de la ingle, prosigo la marcha... Escucho un ruidito proveniente de mi habitacion: Mierda si estaba "calentita" en la cama. ¡¡¡A la muy yegua se la volteaba al diariero!!!
Sin demorar la cosa (y llegando mas tarde al laburo de lo previsto), entre a la habitacion y con la Minolta saque una "fotiz"...
Me fui a lo de un abogado amigo e inicie el tramite. Tan amigo resulto el muy HdeP que al tiempito tambien se la garchaba...

Llegamos a un acuerdo "fifty-fifty", 50% ella, 50% el abogado...

Las historias de Arnaldo Carlos Ferragutti.



Un día de esos de calor de diciembre, cerca de la mitad de década del 50, nació en un pueblito de Santa Fe, Arnaldo Carlos Ferragutti. Hijo de padre y madre (como no podía ser de otra manera), pero quiero decir de campo. Tampoco un gran campo, mas que nada una casita con un terrenito grande, lleno de gallinas, corderitos y alguna que otra vaca flaca. Bueno, no importa. El tipo se hizo grande, vivía cerca de una ciudad y después de la secundaria se fue a la Universidad. Se recibió, encima de paisano bruto y porfiado, de Ingeniero en Sistemas.
No tuvo una vida muy agraciada: Radical, hincha de River y de Chevrolet.
Pero el tipo, contra viento y marea, pudo lograr hacerse un lugar en el mundo: Logro comprarse un nicho en el cementerio municipal antes de morir (no es que haya muerto, sino que lo compro antes de morir, así de fácil).
A partir de ahora, y cuando se me de la gana, transcribiré alguna de las historias de vida del Ing. Arnaldo Carlos Ferragutti.
Algunas estarán en primera persona, otras en tercera, y otras en séptima, pero lo que vale es la historia, así que no jodan.