Un día de esos de calor de diciembre, cerca de la mitad de década del 50, nació en un pueblito de Santa Fe, Arnaldo Carlos Ferragutti. Hijo de padre y madre (como no podía ser de otra manera), pero quiero decir de campo. Tampoco un gran campo, mas que nada una casita con un terrenito grande, lleno de gallinas, corderitos y alguna que otra vaca flaca. Bueno, no importa. El tipo se hizo grande, vivía cerca de una ciudad y después de la secundaria se fue a la Universidad. Se recibió, encima de paisano bruto y porfiado, de Ingeniero en Sistemas.
No tuvo una vida muy agraciada: Radical, hincha de River y de Chevrolet.
Pero el tipo, contra viento y marea, pudo lograr hacerse un lugar en el mundo: Logro comprarse un nicho en el cementerio municipal antes de morir (no es que haya muerto, sino que lo compro antes de morir, así de fácil).
A partir de ahora, y cuando se me de la gana, transcribiré alguna de las historias de vida del Ing. Arnaldo Carlos Ferragutti.
Algunas estarán en primera persona, otras en tercera, y otras en séptima, pero lo que vale es la historia, así que no jodan.
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